El desarrollo comienza con los primeros
huevos, que tienen alrededor de medio milímetros de diámetro. Transcurridos los
primeros 15 días nacen las larvas, que se alimentan y crecen, y luego de un
tiempo se encierran en el capullo para transformarse en ninfas y emerger como
insecto adulto.
La metamorfosis es el cambio anatómico
y de hábitos que experimentan algunos animales durante el transcurso de su
vida. Entre las especies que se desarrollan de esta forma se encuentran la
mayoría de los insectos y los batracios. Dependiendo de cada una, hay insectos
que sufren metamorfosis. Entre los primeros se encuentran la mosca, la hormiga
y la mariposa. La metamorfosis completa presenta sucesivas etapas de
transformación: el huevo, que posee una envoltura resistente con una parte más
débil por donde sale la larva; la larva, que no tiene alas y en la parte
torácica posee seis pares de patas y generalmente crece rápidamente; la pupa o
crisálida, que es el
Estado en el cual se produce la mayor transformación, y el
insecto adulto o imago, con la estructura definitiva. Los batracios, como la
rana, se desarrollan a partir del huevo; de éste sale el renacuajo, que tiene
cola y branquias para respirar, y vive en el agua. Cuando el renacuajo crece,
las branquias y la cola son reabsorbidas por el mismo cuerpo y se forman los
pulmones y las patas. Por último, el animal deja el agua y vive en la tierra.
La mariposa experimenta cambios con aspectos diferentes hasta llegar a la forma definitiva del estado adulto. Del huevo pasa a la larva, que tiene seis pares de patas; de la larva, a la crisálida, a través de la cual se observa el insecto en formación, y posteriormente a la etapa adulta.
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